El tamaño de la ciudad puede parecer sustancialmente subjetivo, ya que el ciudadano percibe las distancias segun el tiempo que tarda en recorrerlas. El transporte público y la regulación del tráfico influyen directamente en esa percepción.
Los ámbitos de cercanía comprenden la escala real en que se desenvuelve el ciudadano para desarrollar su actividad cotidiana. Desde el punto de vista del urbanismo tradicional, sabemos que el ámbito de cercanía ideal debería poder ser recorrido caminando, sin superar los veinte minutos de trayecto.
Sin embargo, la ciudad postburbuja ha desarrollado subnucleos monofuncionales que descomponen de forma dramática los ámbitos de cercanía. El lugar de trabajo e incluso el colegio, pasan a situarse a más de media hora de la residencia, muchas veces implicando uno o varios medios de transporte.
¿Cuales son las consecuencias sociales de este fenómeno?
Surge el niño teletransportado, al que se le niegan las referencias espaciales de su entorno próximo y el contacto con la calle. La secuencia casa-coche-colegio-coche-centro comercial-coche-casa es propia de nuestras ciudades actuales. Esto implica que los ciudadanos del futuro no se educarán en el contacto con la ciudad, no saben lo que ésta debe ofrecer, no exigirán entornos urbanos de calidad.
La secuencia robatiempo se genera porque omite el recorrido real por la ciudad, las relaciones de vecindad, los espacios de encuentro espontaneo. Perdemos horas en el atasco, en el metro, en el tren, en la autovía...horas de soledad y autismo social.
¿Cuánto tiempo nos ha robado ya la destrucción de los ámbitos de cercanía?