Fuente: El País
Vivir donde no ocurre nada ...se convierte en la situación cotidiana de las periferias de nuestro país.
Dos tipos de consumo han crecido parejos en nuestra sociedad deprimida: psicofármacos y viviendas periféricas sin personalidad.
Habitamos barrios sin gente, sin olor, sin carácter. Donde nadie pasa, nadie habla, nadie conoce a nadie...Viviendas tristes, barrios autistas, niños teletransportados (casa-coche-colegio-coche-centro comercial).
¿Dónde está el estilo de vida mediterráneo en que nos educaron, los vecinos, la calle?
¿Hemos dejado de ser ciudadanos para convertirnos en simples peatones?
Tal vez el título podría haber sido DONDE NADA OCURRE SIEMPRE, ¿no?..
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