2013/12/16

CIUDADES VISIBLES (II) JERUSALÉN

JERUSALÉN: EL BAILE DE LA IDENTIDAD

Muro de las lamentaciones 2008. Fuente:Espacios Intermedios

Pasear por la Ciudad Vieja en Jerusalén es una experiencia sobrenatural. Recorridas mil veces sus calles por decenas de culturas a lo largo de los siglos, el significado de cada esquina es de una densidad que abruma. El viajero encuentra innumerables referencias, memorias infinitas que dormitan en sus calles estrechas, con el escepticismo del que ya lo ha visto  todo.
Una ciudad de la que todo se dijo, en la que de todo se vivió y aún hoy alberga un sinfín de conflictos y complejidades difíciles de entender para los ojos extranjeros...a pesar de que todos parecen extranjeros en algún lugar de Jerusalén.
 
La segregación extrema de la religión delimita con exactitud militar cada zona, cada comunidad, cada tiempo...en un baile en el que el viajero es extraño en todas partes y los habitantes extranjeros fuera de sus zonas y horarios.
 
En una misma calle, incluso en una parte de ella,  se prohíbe el paso a judíos, musulmanes o cristianos dependiendo del día y hora en que nos encontremos. Es una ciudad cambiante en la que tu identidad religiosa está por encima de tu identidad como ciudadano. Los  turistas conforman una cuarta identidad en Jerusalén con sus propios recorridos permitidos y prohibiciones comunes también.
 
Una ciudad en estado de guerra para la mitad de sus habitantes, santa para la mayor parte de ellos, y completamente diferente según seas judío moderado, judío ortodoxo, católico, musulmán, cristiano armenio o griego etc. La Comunidad a la que se pertenece determina la versión oficial de la ciudad que se habita.
 
Cuando la identidad se vuelve razón de vida o muerte, Jerusalén es el escenario del miedo, de la sinrazón. Un escenario capaz de acoger todas y cada una de las historias épicas que la envuelven, toda la complejidad de un conflicto que dura más de 2500 años y sin embargo un escenario de belleza inigualable, invariable en su capacidad de emocionar, objeto de deseo para tantos durante siglos. Detrás de la farsa identitaria encontramos  la ciudad real, la eterna, la mística Jerusalén.
Explanada de las mezquitas de Jerusalén 2008. Fuente: Espacios Intermedios

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